01 julio, 2009

El sentido de la oportunidad

“(…) de todas las virtudes que una cortesana debía poseer, el sentido de la oportunidad era, quizá, crucial.(…) Ya se enfrentase a la pobreza o al escándalo, su genio consistía en invertir las circunstancias difíciles para lograr el máximo beneficio y placer. Hacía lo correcto en el momento oportuno.

En sus memorias, Celeste Vénard, bailarina conocida como Mogador, afirma que nunca había querido ser cortesana pero una noche que se encontraba en el abarrotado salón de baile Bal Mabille, interpretó una polka con tanta pasión, su modo de bailar era tan provocador que se hizo de una sólida reputación en una sola noche. Cuando ella y su acompañante dejaron de bailar un enjambre de hombres la rodeó. Por el modo que bailó esa noche, su vida nunca volvería a ser la misma.

El sentido de la oportunidad cómica, que depende de la sorpresa, es una habilidad inefable, difícil de enseñar e incluso de describir”.
Los griegos creían que la risa podía hacer que el alma fuera inmortal, el aire de la risa se eleva hacia el cielo. Con la llegada del cristianismo esta idea cambió, se creyó que la risa era el camino seguro hacia el infierno. El Renacimiento hizo resurgir las ideas clásicas por lo que no debe sorprendernos que fuera el momento en el que las cortesanas se pusieran de moda. A las mujeres que ejercían esta profesión se las había asociado con la alegría.

Cora Pearl, cortesana del Segundo Imperio, era famosa por su sentido del humor particularmente basto. Entre sus muchos amantes ilustres estaba el príncipe Napoleón.
Cenando una noche, en el apogeo de su poder, Pearl gastó a sus invitados una broma que se hizo legendaria. Con la excusa de que tenía que supervisar el postre se ausentó de la mesa. Se desnudó y se subió a una enorme bandeja de plata donde su chef pastelero decoró su cuerpo con rosetas y coberturas de salsas y cremas. Colocó una uva en la depresión de su ombligo, la rodeó de merengues y espolvoreó de azúcar glas antes de bajar la enorme tapa de plata. Cuando se levantó la tapa, su presencia se reveló de forma repentina, creando un elemento indispensable para la comedia: la sorpresa.

Las cortesanas utilizaron la moda como un arma de seducción. No solo debía estar à la mode, una cortesana exitosa tenía que sobresalir entre las damas elegantes. No se podían permitir ser aburridas y merced a su sentido de la oportunidad siempre tenían que estar unos pasos por delante.

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